lunes, 4 de mayo de 2009

Barcelona y el fútbol

Muchos dirán que restan dos meses, dos finales (Copa del Rey y Champions League) y algunos partidos de liga para que el Barcelona certifique en logros todo lo que insinuó a lo largo de esta temporada. Que si no gana todos esos puntos, no merece que lo llamen el mejor de la historia. Es cierto también que muchos recuerdan a los equipos campeones, a aquellos que terminan los campeonatos levantando la copa.

Por ese motivo me voy a adelantar a que sucedan esos momentos para señalar que el equipo dirigido por Pep Guardiola, un ex mediocampista que poco tenía de habilidoso con la pelota, formó a un equipo que será difícil de olvidar con el paso del tiempo. Unió a jugadores de buen pie que hacen muy fácil lo más complicado, que desequilibran en cualquier parte de la cancha, con una idea futbolística única en el mundo, la de atacar y cuidar la pelota sin importar las consecuencias ni el contexto.
¿Dónde está el toque de distinción del barsa modelo ´08/09? En que sale a ganar sus partidos, ningún otro resultado lo conforma. Pero algunos dirán, todos salen a ganar sus encuentros, sino para qué juegan. Y acá está la cuestión, muchos tratan de conseguir los tres puntos esperando la oportunidad para salir de contra y encontrar mal parado a su rival o intentan sacar provecho de los tiros libres, entre otras cosas. Pero ese no es el barsa. Que no se mal entienda, el fútbol es un deporte que utiliza de estrategias, y cada equipo utiliza la que mejor le convenga. Lo que discutimos aquí es lo lindo de ver jugar al Barcelona.

El equipo catalán busca la victoria, en los papeles y en el juego, por más que se le presente adverso. Sus dos defensores centrales (Piqué y Márquez o Puyol) se paran en la mitad de la cancha mientras Xavi, Iniesta, Messi, Etoo y Henry tratan de marcar. El barsa juega y hace jugar.
A uno o dos toques de la mitad para adelante, no deja reaccionar al rival, ataca los 90 minutos del partido, jamás, pero jamás se mete atrás para cuidar el resultado. Si hace un gol, busca concretar el tercero antes que el segundo. Y si sufre uno en contra, tiene una sóla fórmula para salir adelante: seguir jugando el fútbol que más le gusta y que tanto disfrutamos. Cien goles en 34 partidos, cuatro derrotas en lo que va de la temporada certifican que jugando un fútbol vistoso y vertiginoso, también se puede ganar.

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