jueves, 30 de abril de 2009

La política del miedo

Néstor Kirchner fue el primero en advertir que si el oficialismo pierde las elecciones legislativas de junio el país iba a explotar. Días después, su esposa fue la que confirmó las palabras dichas por el ex presidente señalando que el 28 de ese mes está en juego la estabilidad democrática.

Además, Cristina Fernández declaró: "A la Argentina la vamos a construir entre todos". El "todos" al que se remite la presidenta hace referencia al oficialismo y no a los que piensan diferente a ella y a su partido. Si lo que dicen los Kirchner es cierto, el único resultado legítimo en las elecciones legislativas sería el de la victoria del oficialismo, ya que sólo su modelo puede sacar adelante al país. De esta manera, indirectamente quizás, niegan el derecho que tienen las minorías de ganar una elección y pasar a ser mayoría, lo cual ya no sería democracia.

Al mismo tiempo, Luis Barrionuevo aseguró que si Fernández no gana la mayoría en las elecciones, la estadía de la presidenta en su cargo no superaría el 28 de junio, ya que esa noche se iría del gobierno. Sumado a esto, en la tapa del diario Clarín del domingo último se muestra una nota titulada "Ausencias de la inseguridad", en referencia a los muertos que ocasionó la ola delictiva este año.

La utilización del miedo como herramienta política es una estrategia utilizada desde años lejanos y en ésta nueva elección aparece renovada, tanto por el oficialismo como por los partidos opositores. A falta de dos meses para las elecciones, es tiempo de que cada partido exponga sus virtudes y que la mayoría de los votantes dicten sus votos porque se sienten identificados con ellos y nó porque eligen al menos peor. No vale más señalar lo malo que puede llegar a pasar si ganan los que tienen ideas diferentes, porque esa práctica, la de instalar el miedo, no trae buenos recuerdos.

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